sábado, 23 de marzo de 2013

Por el camino perdido


Dicen que los viajes iniciáticos son aquellos que nos permiten encontrar algo que siempre estuvo presente, algo que teníamos pero no sabíamos.
En 1999 hice, tal vez, el viaje más importante de mi vida. De cariño y, en tono de broma, lo llamo y lo recuerdo como "mi viaje iniciático". Fueron 2 semanas inolvidables en las que me perdí recorriendo cementerios, plazas y librerías de ciudades y pueblos de Patagonia.
En realidad, el viaje lo había iniciado mucho tiempo atrás, en enero del año anterior: todos los meses dejaba algo del sueldo del trabajo para el viaje.
Tenía 19 años y sabía que ese viaje iba a ser diferente a los demás. No sólo porque lo iba a costear de mi trabajo, sino porque mis inquietudes así me lo hacían sentir.
Preparé algo de música, la cámara de fotos, algunos libros y una libreta para llevar registro de los lugares que iba conociendo. Anotaba, por ejemplo, las horas de viaje entre cada lugar, cada pueblo. O la puesta del sol, la forma de las nubes. Cosas así.
Recuerdo que el diario Página/12 había publicado, en 7 entregas, cds con canciones y versiones inéditas de León Gieco. La historia ésta se llamó aquella colección que aún conservo con mucho cariño. De esos 7 discos hice una selección de temas que, luego, fueron a parar a un cassette. Un cassette Tdk que me hizo de compañero de viaje. La música ha sido fundamental en mi vida.
Han pasado ya 14 años de esas 2 semanas y todo lo que sentí en aquellos días es tan indescriptible que, cuando lo pienso o lo cuento, se me nublan los ojos de la emoción. Hubieron, luego, otros viajes pero ninguno tuvo en mí la dimensión de aquel.
Tan alejado de todo y de todos, descubrí que mi vocación primaria era la literatura, la escritura, la poesía. Gané confianza en mí, me impuse horas de trabajo. No volví a ser el mismo.
Las últimas horas de aquel viaje las contaba con sufrimiento. No tenía ganas de volver. O mejor, tenía pocas ganas de volver. En esos días, sentí la felicidad de la soledad elegida. No la soledad conmigo, sino con los demás.