domingo, 20 de octubre de 2013

Mi mamá es única. Nunca leyó mis poemas ni le interesan mis libros. Al siguiente día que murió mi papá, nos juntó a los tres hermanos y nos dijo que, a partir de ese momento, cada uno debía cuidarse solo y andar bien. Nos contó qué vendría con el paso del tiempo.
Ahora que han pasado los años, que uno de mis hermanos ya no está, creo no haberla defraudado. Y creo también que está bien que no le interesen mis poemas, mis libros. Definitivamente, mi mamá es la mejor mamá del mundo y todo es demasiado poco para agradecerle. Y aunque sé que nunca leerá este blog, le digo bien bajito: “¡Feliz día, abuela Chinda!”.