martes, 31 de marzo de 2015









El signo vital suele parecerse a las ramas de un álamo, en cuyas hojas anida un canto: el primer borrador.

lunes, 30 de marzo de 2015

¿Cómo explicar la sensación de llegar a la orilla y no saber nadar?

domingo, 29 de marzo de 2015

Ayer anduve por la disquería, y me compré Un baión para el ojo idiota. Lo tenía, pero en cassette. Es tan breve y a la vez tan hermoso ese disco. Todo un palo. 

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Quién habla en mí: el exiliado del ruido o el que soñaba con arlequines?

viernes, 27 de marzo de 2015

El poeta se rodea de esos pequeños fuegos parecidos al silencio ancestral, invitando al lector a recorrer con su imaginación, el milagro de la naturaleza, de la vida. Luz infinita. Esencia concentrada. Instante primitivo. Suspiro que deja el viento. Voces para perderse en lo profundo, sin adentro ni afuera. Como un cosmos.

viernes, 20 de marzo de 2015









lunes, 16 de marzo de 2015

Hace algunos años tuve la posibilidad de trabajar en el San Benito, el barrio lindante al Bicentenario. Me movilizó mucho esa experiencia; me enamoré del lugar, de su gente. Pensaba que sería bueno vivir allí, ayudando.

viernes, 13 de marzo de 2015

El trabajo con los chicos me hace olvidar todo lo malo, lo triste. Ayer, por ejemplo, una nena me preguntó si mi celular tenía Whatsapp y con una sonrisa cómplice, los demás se miraron y largaron la carcajada, porque saben que mi celular es antiguo, de esos que no dicen ni mu. Al final, nos reímos todos. Esos momentos son mágicos; una posibilidad de abrir los ojos al mundo, los días a la vida. 

miércoles, 11 de marzo de 2015

Miro sus fotos, enciendo su celular, leo sus últimos mensajes, pienso en la desesperación de aquellos días. Lloro. Pero en algún momento, no sé cómo ni cuándo, salgo a la calle y me aferro a los pequeños gestos, a las canciones que habíamos soñado juntos.

lunes, 9 de marzo de 2015

En esa época, la del comedor escolar, estaba muy aferrado a dios: nos hacían rezar antes de cada comida, agradecerle esa posibilidad. Siempre recuerdo el hermoso gesto de una de las cocineras; nos esperaba en la puerta y nos despedía con una caricia en la cabeza. O cuando nos quedábamos a juntar los platos, junto a mi hermano, para que nos dieran doble ración de postre. A esa edad uno no es muy consciente de esas cosas. Con el paso del tiempo, recién comencé a valorar todo lo que había vivido allí. Y sí, claro, dios existe. Juro que lo vi entre los cantos de niños huérfanos. 

domingo, 1 de marzo de 2015

(La Opinión Austral - 27/02/05)
A veces me pregunto si aún estarán los poemas que escribía en las paredes. Me pregunto quiénes estarán haciendo ese trabajo en este momento: ¿Cómo serán sus noches? ¿Hablarán solos? ¿Irán a trabajar en bicicleta? ¿Harán una vaquita en cada quincena? ¿Y la propina? ¿se la repartirán en partes iguales? ¿Les temblarán las piernas después de cada jornada? ¿Soñarán con salir del encierro?
Han pasado ya 10 años de esa pequeña nota publicada en el diario La Opinión Austral. Ese día le conté al gran Cachilo que estaba trabajando en Sábanas de viento, mi primer libro. Estaba tan contento de haber encontrado una forma nueva. Sí, aún recuerdo la fuerza del primer impulso, como un acto de fe, cuando la noche estaba del otro lado del mundo.

Revista Literatta

http://es.calameo.com/read/003177463295883e37e7c