domingo, 18 de marzo de 2018

Dicen que los viajes iniciáticos son aquellos que nos permiten encontrar algo que teníamos pero no sabíamos, algo que siempre estuvo presente. En 1999 hice el viaje más importante de mi vida. De cariño y, en tono de broma, lo llamo y lo recuerdo como "mi viaje iniciático". Fueron 2 semanas inolvidables en las que me perdí recorriendo cementerios, plazas y librerías de ciudades y pueblos de Patagonia. En esos días, sentí la felicidad de la soledad elegida. No la soledad conmigo, sino con los demás.