martes, 31 de diciembre de 2013

Se está yendo un año muy especial, un año de mucho trabajo y de proyectos que se van concretando. No tengo más que palabras de agradecimiento a las personas que, cada tanto, me escriben por el blog o por los libros. Gracias a los que escriben sobre mis libros, a los que se toman ese trabajo. Gracias a los blogs que difunden mi poesía. Y un gracias eterno a vos, por haberme regalado los días más lindos y mágicos. Gracias por esa "infinitud". Ahora sí, sin más que agregar, me despido hasta el próximo año.

¡Feliz 2014 para todos y que sea rock!

http://www.youtube.com/watch?v=RtMGoU9NcMo

domingo, 29 de diciembre de 2013

Ayer llevé a mi amigo Santucho a conocer mi rancho. Mientras íbamos por la ruta, le contaba lo duro que fue este invierno, de lo jodido que se habían puesto los caminos.
Le decía que lo mejor es ir escuchando algo de Pink Floyd, de Deep Purple, de Silvio y por supuesto, algo de don Hugo. Que te pintan el paisaje tal cual es. Le contaba de las nubes, lo de sus formas, de sus distintas tonalidades.

Al llegar, el gallito nos recibió con su canto. No fue casualidad: tiene esos gestos con los invitados. Le mostré los primeros brotes de las flores. Le decía que últimamente paso mucho tiempo allá, que había sido una bendición encontrar ese lugar, que siempre encuentro algo para hacer. Que nos estábamos juntando con los vecinos para tratar de que llegue el agua, que ya habían empezado a hacer los pozos. Que las garrafas de gas las reparten dos veces en la semana.

Le contaba de los perros, de la gente mala que los abandona, de las liebres, de las lagartijas, de los caballos, de los coirones, de los calafates, del abono, de la tierra negra. De lo mucho que cuesta plantar un rancho en medio del desierto. Le decía que hacía mucho tiempo no sentía el viento tan fuerte.
El desierto es así -le decía- te pone a prueba constantemente.

http://www.youtube.com/watch?v=1ZMgddFYDHc

sábado, 28 de diciembre de 2013

Cuando sabía que ya no iban a entrar más clientes, se sentaba a leer el diario, prendía un cigarrillo y se tomaba su wiskisito - así lo llamaba. Eran horas y horas de escuchar el mismo disco. Era extraño lo que pasaba, era extraño ver las canchas de bowling vacías, sin ese ruido infernal de los palos y el murmullo de la gente feliz. Yo me tiraba a descansar sobre unos tablones que hacían de cama y me ponía a leer, a escribir. Así nació Sábanas de viento, tirado sobre unos tablones en un lugar terriblemente deprimente pero con luz, con mucha luz. Rogaba que no entrara más gente, que se hicieran las dos de la mañana y que nos dijeran: "Chicos, cierren las cortinas nomás. Ya no va a entrar nadie". Ahora, que han pasado los años, creo que eso también era la felicidad: tan joven y tan viejo. Yo sé bien que la poesía salva.

http://www.youtube.com/watch?v=8mBoAxFgALI

domingo, 15 de diciembre de 2013

Regalito de la Madre Tierra al Rancho

Sobre la Poesía de Jorge Curinao

Por Laura Malatesta

Como a mi propio té, bebí a tragos lentos la poesía de Jorge Curinao y fui hueso en sus Plegarias del humo y me quedé en el interior de sus plegarias-poemas siendo viento, herida, imagen de humo que danza en el ritual de su poesía.

"Nadie pide nacer", dice este gran poeta pero estamos habitando las palabras como huérfanos en la noche. Acuerdo en que somos Cactus, por eso nuestra resistencia, por eso la vida por dentro, las flores-poemas entre sus espinas, las raíces en el desierto y su Poemario se erige como un desafío testimonial de ello, como un gigante-cactus en el desierto, orgulloso de su estirpe, de lo que contiene, de su formación, raíces y heredad.

"No estamos solos en la soledad" como dice Jorge, sobrevivimos poema a la herida, poema a la vida, poema al viento, poema con poema, poema a contracara, a contracorazón, por eso resistimos, nos restauramos, habitamos las plegarias de los extremos, dialogamos con la muerte que nos seduce y nadando hacia la luz, navegando los poemas, es que la oscuridad retrocede, nadando, siempre nadando a contraviento, a contrasol, en el mar de imágenes y versos que nos sostienen, nos interpelan y nos definen. 

Celebro su poesía y felicito los diseños originales de cubierta e interiores de Sergio Di Leo. Él también sabe interpretar a este poeta sin vueltas, en un diálogo sencillo, sereno y profundo como la poesía misma de Jorge, y es en esa comunión, común-unión, donde las imágenes se vuelven humo, figuras danzantes en el aire que cobran, a veces, formas de oreja, de puño cerrado, de notas musicales, de rostros interpelándose en el viento, el hueso que se humifica hecho luz hacia el universo, manifestando su esplendor... eso saldría en imágenes si quisiera pintarlo y muestra también en Cactus, su otro poemario, las dimensiones más íntimas que esta metáfora propone en su esencia.

Conozco y reconozco el trabajo poético de Jorge y su pasión por la poesía. Me quedo en su Tributo "Insistamos en el canto, / el arte de los náufragos / consiste en dar vuelta el sentido de las cosas".

Permanezco en su Ensayo sobre la poesía que lo resume "Del hueso al poema / del cielo al infierno / del cielo del infierno / al hueso del poema".

Trazas de mono

http://trazasdemono.blogspot.com.ar/2013/12/y-el-viento-es-herida-que-viene-del-mar.html

sábado, 14 de diciembre de 2013

¿Y qué hicimos del don de las manos?

viernes, 13 de diciembre de 2013

De mi corazón huían pájaros que se estrellaban contra su ventana.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Crecen rápido, casi sin aliento; o tal vez lo necesitan: lo mismo que las piedras con el mar.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lo que sucede con el viento es algo que nadie puede contar. Ese instante de abrir y cerrar los ojos se parece más a la sombra de un árbol que a esto que voy escribiendo (y no puedo contar).

martes, 10 de diciembre de 2013

Nos gustaba quedarnos en silencio, mirándonos las manos. Nadie nos esperaba. Nosotros, ladridos en mitad del campo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

AUNQUE LA NOCHE LA INSISTA



Con la poesía intenta escaparle al naufragio, la oscuridad y al desencanto. En la Feria Provincial del Libro acaba de presentar Nadando, su cuarta publicación, con la que consolida un estilo de poema breve, con momentos de profunda belleza y sutilezas. Jorge Curinao respira poesía, para ella trabaja y por ella también brilla su luz…

Hace tres años, en este mismo espacio, una conversación con Jorge Curinao, nos llevó a repasar aspectos de su vida y de la pasión por la poesía. Por entonces, solamente había editado Sábanas de viento (ganadora del certamen Mi Primer Libro), obra que ahora parece lejana en el tiempo, teniendo en cuenta que acaba de editar su cuarto libro.

Aunque más allá de la cantidad, esos tesoros ahora impresos han sido tomados por gente de diversos puntos del país que ha podido leer y compartir alguno de sus poemas. Ha recibido muy buenas críticas sobre su trabajo, y eso también vale la pena destacarlo.

Precisamente, dialogamos con Jorge para saber qué ha ocurrido en todo este tiempo, conocer los detalles de su nuevo libro o cómo se está llevando con sus antiguas obras. Esencialmente, sobre lo que más le gusta hacer, que es escribir poesía, casi por una cuestión de necesidad y urgencia.


CONVERSAN LAS PREGUNTAS


Iniciamos la conversación abordando lo que fue la presentación de Nadando, que tuvo lugar en el marco de la Feria Provincial del Libro. Allí (la noche del lunes 4 de junio), ante amigos, compañeros de ruta y gente interesada en lo que hace, explicó cómo fue concebida la obra, aunque además habló sobre aquello que hace a su vida como un verdadero artesano de poemas.

- ¿Qué sensaciones o sentimientos aún perduran de la presentación de Nadando?

Siempre es lindo presentar un libro. Es el momento en el que uno abandona los poemas para que los lectores se apropien de ellos, los enriquezcan desde sus propias lecturas. Me quedé con varias  imágenes de aquella tarde. Ver a los amigos, compartir con ellos un lindo momento donde la poesía y el canto fueron protagonistas. Oír a una persona como Ana Redona leyendo mis poemas fue hermoso o estar junto a Nelson Ceballos abriendo la velada con canciones de Silvio Rodríguez y León Gieco fue muy especial. 


- Seguramente que las presentaciones tienen puntos para destacar y otros que no hacen al asunto. ¿Qué remarcarías en este caso?

La participación del público. No siempre se tiene la posibilidad de hablar sobre cómo uno construye sus textos. Las preguntas, el ida y vuelta, las acotaciones fueron muy interesantes. Lo que dijo Patricia Vega, por ejemplo, eso de que lo mejor que tiene la poesía es lo que insinúa, lo que no está. Estuvo buenísimo. Hace tiempo ando con esa idea y no sabía cómo explicarla.

- A pesar de sus avatares y situaciones que pueden generar desencanto o incluso hasta conflictos, ¿la Feria Provincial del Libro es un espacio al que hay que bancar antes que nada?

A la Feria Provincial del Libro le tengo un gran cariño. No he faltado a ninguna. Incluso, en algún momento, he tenido la oportunidad de participar trabajando dos veces en la querida librería Aluén de libros usados y era estar horas y horas metido en ese mundo. El libro, como objeto, tiene cosas encantadoras. Y sí, hay que bancarla y tratar que crezca con cada edición. Lo que deberían entender algunos funcionarios públicos es que la Feria o el Complejo Cultural no es de un partido político. Es de todos o debiera ser así. Esa visión sectaria y hasta pueblerina es la que no nos permite crecer como sociedad. Por eso estoy agradecido a la Secretaria de Cultura, Ana Elisa Medina, por la invitación y la predisposición al momento de organizar mi presentación.


NADANDO, LA OTRA CARA


A diferencia de los anteriores, podría decirse que en este libro Jorge encontró un poco de luz. Aunque a sus otras obras brillo no le faltaba, el autor advierte algunos cambios que seguramente son consecuencia de la etapa de vida por la cual atraviesa.

- Si Nadando hubiera sido escrita con lápices o acuarelas, ¿qué colores dirías que priman en la obra?

Nadando propone un juego con el lector. Un juego de colores intensos. Es un libro no tan oscuro como los anteriores y eso ya es un paso adelante. Tal vez tenga que ver más con el primero que con los dos que vinieron después. Hay crisis, claro, pero es porque uno está vivo. Le pasan cosas. Hay grietas, claro, pero bien intencionadas.

- A diferencia de los libros anteriores, en este caso prescindís de los títulos, ¿por qué?

Porque después de más de 15 años de trabajo con la escritura, me di cuenta de eso. No porque no lo sabía, sino porque lo sentí, incluso, hasta de manera orgánica. El poema llegó a tal tensión de ya no necesitar títulos. Lo que ocurre con los poemas con títulos es que no te permiten abrir más la polisemia de interpretación y esa felicidad, la de encontrar algo nuevo en mis propios textos, fue única.

- ¿Tener en claro el concepto del libro te permite trabajar más cómodo o al contrario?

Luego de escribir Cactus, el tercer libro, me había planteado hacer un trabajo de poemas de un verso, esa forma exquisita de la literatura pero llegó un momento en que no lo pude sostener. El libro estaba escrito pero yo no me sentía cómodo con él. No estaba conforme. Esa forma, la de un verso, es muy compleja para trabajarla porque se corre el riesgo de caer en el aforismo, en la sentencia, en la máxima y no quería hacer un libro así. Quizás, con los años, con más experiencia, pueda volver sobre él.

- Aunque seguramente es difícil responder, ¿qué te dejó más conforme en esta obra?
-
      Es un momento muy especial de mi vida, con algunos cambios. Me sentí libre al momento de escribirlo y eso ya es motivo de celebración. No hay urgencias, ni por publicar ni por mostrarme. Las cosas se van dando por añadidura. Conforme, tal vez, nunca me sienta pero sí sé que hay cuestiones que se han ido perfeccionando. El tiempo me ha vuelto más paciente al momento de escribir. No me desespero, como cuando tenía 15 años y sentía que no me dedicaba lo suficiente a la poesía. Todos los días aprendo algo nuevo con algún poeta de cualquier parte del mundo. Al leer poemas de otros, voy configurando los propios. Esa necesidad de escribir me llega, no como inspiración, sino como un trabajo.

    - Si pudieras elegir uno, dos o tres poemas que resuman la idea o el concepto de Nadando, cuáles elegirías (naturalmente tendrías que responder escribiéndolos)
      
      Cada noche
      las mismas tristezas
      pueden ser de otros.
      
      ***

Mi niño llora al caer la noche
y yo acuno su canción

de pronto
cierra sus ojos
y vuelve al sueño

y allí me quedo
en su canción

pues yo también soy un niño
que llora al caer la noche.

***

El amor – dijo Lore –
al final destruye.

Desde aquel día
su llanto la amamanta.



ESCAPANDOLE AL ABSURDO


Con el correr de los años, Jorge ha ido logrando algo poco sencillo: ser conciso y breve en sus poemas, pero manteniendo sutilezas, emociones y belleza. Una tarea a la cual pudo llegar después de años de hurgar y trabajar textos propios precisamente con ese propósito…

- ¿Con este libro pensás que estás cerrando o comenzando una nueva etapa? ¿O realmente sentís que las cosas se mantienen iguales?

Es una sensación contradictoria. Los poemas breves no admiten fallas. Cada palabra debe ser irremplazable. Debe estar amurada, no decorada. Por eso, el miedo de caer en lo absurdo es tan real. Por un lado, siento que esa forma, la brevedad, ya está agotada, que no va a haber otro libro igual pero la poesía es tan maravillosa que, puede ser, que en un par de años, vuelva a insistir. Uno nunca sabe. No podría decirte que el año que viene, voy a hacer un determinado tipo de libro. Intuyo algunas cuestiones pero no podría afirmar nada. La monotonía también está no repetirse.

- Siempre decís que en tus obras hay cosas de Pizarnik y de Antonio Porchia, no obstante, tu sello va quedando impreso en tus poesías. ¿Qué podés comentarnos al respecto?

Son los poetas a los que siempre vuelvo. Son como mi centro. No pasa mucho tiempo en los cuales no vuelva a ellos. Al leer a Alejandra o al maestro Porchia uno se vuelve más humano, en todo sentido. Hablo de la humildad de saber acercarse, aprender, oír, leer. Basta con compararse con ellos para no comerse ningún viaje.

- ¿Cómo recibís la devolución de la gente acerca de tus poesías? ¿Te cuesta aceptar los elogios o recibir críticas?

La poesía tiene la capacidad de devolverle al poeta el doble de lo que uno le da. Es como mirarse a un espejo pero sentir que la devolución se magnifica. Soy de trabajar mucho con otros poetas. Sebastián Tresguerres es con el que hoy más relación tengo al momento de trabajar. Sé que lo que él me dice es así. No tengo mucho que discutir porque casi siempre tiene razón. Lo considero un amigo, alguien a quien aprecio mucho.


PROYECCIÓN. EN LOS DETALLES


Como decíamos anteriormente, muchas de sus obras han llegado a diversos lugares del país. Y en ese sentido, Jorge recibe con frecuencia comentarios de sus libros o poemas por mail. Toda esa energía le llena el alma, aunque intenta tomárselo con calma, ahuyentando egos que puedan llegar a perjudicar.

- Creo que todos tus libros de alguna manera han trascendido el plano de la provincia, ¿imaginas que con Nadando ocurrirá lo mismo?


No lo sé y no es algo que me quite el sueño, como tampoco lo es publicar en un editorial importante. No soy de esos. Soy de los que piensan que la poesía le va a llegar a quién le tenga que llegar, aunque esté en el lugar más recóndito del planeta. No soy de forzar las cosas. Sí me gusta regalar mis libros, andar con ellos en el bolso y dárselo a quien, pienso, le pueda interesar. Habrá quién se sirva de la literatura para sus propios intereses pero allá ellos. A cada quien su destino.

Todos los días agradezco tener salud para levantarme, ir a trabajar, estar con mis queridos, tener un tiempo para leer, para escribir. Mucho más no le puedo pedir a la vida. Lo que quería decir está en mis libros.

- Sólo por imaginarlo: ¿dónde te gustaría presentar un libro como Nadando? ¿Por qué?

Tengo la fantasía de hacer una presentación, con música incluida, en el comedor de la escuela 11, ahí en la calle Perito Moreno, en mi barrio, el barrio Gregores. Sería hermoso volver al lugar donde pasé 7 años de mi vida. Hay muchos recuerdos allí, gente que ya no está. Amo las calles de mi barrio, sus árboles, sus perros, sus esquinas, el eco de los niños que ya crecieron, el recuerdo de mi padre, de mi hermano. La belleza de las cosas simples.

- ¿Con el correr de los años te has vuelto más o menos detallista a la hora de trabajar tus poemas?

La poesía no se hace de temas, se hace de palabras. Para ello, dedico horas de estudio, de lectura al poema, a su forma, a los sentidos. Las palabras son como cuchillos, como animales. Tengo mucho respeto hacia ellas. Trabajarlas, moldearlas implica mucha concentración. Tener afinado todos los sentidos. Entre vida y poesía, me quedo con una vida poética, aun con sus dolores, aun con sus defectos, aun con todo lo malo de este mundo.

- ¿Qué implicaría en tu caso estar en los detalles –o ser detallista-? ¿Reescribís mucho o más bien la mecánica es simplificar?

Eso te lo va indicando el mismo texto. Por ejemplo, la poesía chilena, que es la que más me gusta, tiene esa cualidad de conjurar mi tristeza. La mecánica de ellos, si se puede llamar así, es genial. Parece que fuera su naturaleza, que le viene de los fondos de su historia. Vos los leés y sentís que no hay nada forzado, nada disfrazado. Que no te quieren vender humo.

Ojalá algún día pueda escribir así, sin temor a perderme en los hilos del lenguaje. En definitiva, cada uno es su lenguaje, su forma de sentir.

- Uno supone que de tanto leer tus trabajos, entre otras cosas, vas amigándote con algunas palabras pero a la vez enemistándote con otras. ¿Te ocurren esas cosas?

Lo que pasa es que las palabras nunca dicen lo que uno quiere decir con palabras. Por eso la insistencia. La escritura no es más que un intento. Hay palabras que nunca utilizaría en mis poemas. Lo sé. Hay otras que, en cambio, las utilizo con frecuencia, hasta con desmesura, buscándole otro sentido. Por ejemplo “viento”. Una palabra que muchas veces se toma como ejemplo para cuestionar a la literatura patagónica o regional. Hablo de la cuestión de los tópicos. La utilizo, por supuesto, pero no como circunstancia del clima, sino como herida que viene del mar. El viento nos recuerda que la soledad es cosa seria.


DE UN TIEMPO A ESTA PARTE


- Hace más de tres años hicimos la primera entrevista. En el medio, con la edición de Nadando, editaste tres libros. Sos un autor de los considerados “prolíficos” (risas). Mirándolo en retrospectiva, ¿cuál es tu análisis con relación a eso? Porque no es frecuente encontrar autores que editen tanto y en vos parece una obsesión a esta altura…

Mi obsesión pasa por escribir y por escribir bien, no por publicar. En todo caso, la publicación sería el pretexto ideal para ver a los amigos. Alguien, alguna vez, dijo que escribía para que sus amigos lo quieran más. A esta altura, me parece una afirmación totalmente hermosa, fuerte y a la que, obviamente, adhiero.

No sé si volveré a publicar pero sé que, hasta el último día de mi vida, voy a leer poesía, la voy a escribir. A mí me da mucha felicidad, mucho placer poder hacerlo. No podría vivir de otra manera. Quisiera siempre ser joven y que mi poesía también lo sea. Al fin y al cabo, la poesía es una forma de amar, de respirar y el amor es lo único que puede salvarnos.

- ¿Qué nos podrías decir con respecto a la presentación en Comodoro Rivadavia? Tengo entendido que participaste en una plaqueta literaria que se edita allí.

Sí. Peces del desierto es una plaqueta literaria que se distribuye por toda Patagonia. A Luciana y Jorge, los directores de la publicación, los conocí personalmente aquí, cuando vinieron a una Feria del Libro. Ellos ya habían leído algo de lo mío y al tiempo me invitaron a participar de la propuesta, junto a 3 poetas más. Me pidieron algunos textos y ellos hicieron la selección de lo que, luego, se publicó. Aquella tarde de la presentación, en la Asociación Portuguesa, fue emotiva, había mucha gente, más de cien personas. Allí también conocí a la escritora Graciela Cros que, luego, me invitó a participar en Una de poetas, una especie de biblioteca virtual de poesía que edita un diario de Bariloche. Otra gran satisfacción personal.

Y con el paso del tiempo, ese tipo de experiencias te van enriqueciendo aun más.

- Luego de ser seleccionado en Mi Primer Libro (2006), vinieron dos libros más: Plegarias del humo y Cactus. ¿Qué nos podría decir sobre ellos?

Plegarias es un libro al que vuelvo cada tanto. Hay una evolución evidente con respecto al primero. En Sábanas de viento hay mucho de principiante, algo enamorado de las “musas” pero hay buenos poemas también. Ahora, mirándolo a la distancia, tal vez no hubiese incluido algunos textos pero no me arrepiento porque así cómo estaba fue seleccionado, entre 16 trabajos, para ser impreso. Carlos Besoaín, a quien siempre le voy a estar agradecido, fue quién me marcó esa línea de trabajo: la brevedad. De él también las ilustraciones que lleva el libro.

Plegarias del humo, en cambio, es un libro donde se nota cierta madurez conceptual. Me llevó 3 años de trabajo. Es un libro oscuro, sí, pero necesitaba escribirlo para poder elaborar mis lutos.

Y Cactus, finalmente, es la reafirmación del estilo logrado en el anterior. No se diferencia demasiado de Plegarias del humo. Tiene, sí, una buena impresión, a diferencia de los anteriores que, por ahí, fueron un poco más limitadas. Ese libro, como Nadando, han sido impresos por Aurelio y su equipo de trabajo en La Plata. Y los diseños de los tres primeros libros pertenecen a Sergio Di Leo. En este último, Raúl Álvarez, ha sido el mentor de la portada, en base a una fotografía tomada por Apo Medina. A todos ellos, vaya mi agradecimiento.


EPILOGO


Para amenizar la nota, a modo de juego, decidimos inaugurar la sección “Complete la oración” (Ver aparte), un ejercicio pensado para divertirnos y en donde, de todos modos, apelamos a la inspiración de nuestro invitado.

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COMPLETAR LA FRASE

Un lugar donde siempre te gusta volver: La ría local pero cuando no hay voces humanas.

Un disco que siempre te va a gustar: The Wall (Pink Floyd)

Una verdad engañosa: La estupidez humana es como un día de sol. Siempre quiere dar la nota.

Una mentira verdadera: Algún día, de tanto insistir, saldrán peces de colores.

Un libro que ayude a soñar con los pies en la tierra: Voces (Antonio Porchia)

Una frase que vale la pena recordar cuando despertamos: Sólo las flores caídas saben que son flores.

EJERCICIOS

Si nadar fuera un ejercicio (….completar la oración…) y si esto fuera todo, no seríamos nada.

Si los labios del mundo (….completar la oración…) fueran la consigna, las comillas estarían de más.

La última guerra que iniciamos (….completar la oración…) tenía que ver con las manos. Ahora las manos tienen memoria.

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Pero más allá de eso, esta etapa por la que atraviesa Jorge derivará en nuevas creaciones, como buen autor que no descansa en su propósito, que ama y necesita escribir tanto como respirar. Por lo tanto, seguirá mostrándonos el camino a todos y con la mejor arma con la que cuenta: la palabra.

Al fin y al cabo, para Jorge, la noche insiste…

Nota. Entrevista realizada por Claudio Álvarez para el suplemento Habladurías del diario La Opinión Austral (09/06/12)

domingo, 8 de diciembre de 2013


Homenaje

jueves, 5 de diciembre de 2013

Me asomo a la ventana y miro hacia adentro. Me río del orden de las cosas. Todo está cómo lo dejé. Después, charlo con el guindo y le digo: “Fuiste el primero en esta aventura, campeón”. Dos perros me acompañan. Les hago travesuras. Sí, todo está bien.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Flores silvestres en el lugar del recuerdo: mi padre, mi hermano.

martes, 3 de diciembre de 2013

Olor a menta junto a los árboles, incansable desazón de un farolito. Insiste en ser invisible, el viento.

lunes, 2 de diciembre de 2013

A veces me taladran la cabeza, me hacen renegar pero los quiero un montón. Ahora, que todos pasaron de grado, quieren que hagamos un festejo de fin de año, que llevemos "algo para compartir", con música y todo. Hace un año y medio estoy trabajando con este grupo, el del gremio y si bien termino cansado, con ganas de llegar a casa, sacarme los zapatos y quedarme un rato en silencio, aprendo tololodías algo nuevo. Ellos me enseñan más de lo que yo les puedo brindar. Estoy terminando un año de muchas satisfacciones. Un año donde vida y poesía trabajaron al unísono.

Ésta hermosa canción de Silvio es para ustedes, pequeños:

http://www.youtube.com/watch?v=hAn_xFTJ9ew

domingo, 1 de diciembre de 2013














                      (Gelman - Porchia - Pizarnik)

Nota. Foto de mi habitación.