Una vez, la mujer a la que siempre amé, me llamó para decirme que había encontrado mi librito justo cuando Sabina cantaba en la radio. Nunca más voy a olvidar esa charla. Nunca más podría olvidarme de ella. Nunca más podría dejar de escuchar a Joaquinito.
PD. Dicen que hay besos de esos que, te los dan, y resucitan a un muerto.