martes, 4 de octubre de 2011

Hoy un compañero de trabajo me preguntó qué me pasaba, de dónde venía la tristeza en mis ojos. No supe qué decirle, qué contarle. Le dije que la vida me había arrebatado a mi padre, a mi hermano. Que no sabía bien porqué razón aún seguía en pie. Le dije que mis sobrinos me dan la tranquilidad de saber que algo había hecho bien en la vida. Que escribo poesía desde siempre. Que me gusta ser sincero. Que me la juego por todo lo que creo. Le pregunté si le gustaba la poesía. Le dije que me gustaría regalarle un cactus. Se rió, me dijo: vos estás loco. Fui a buscar a mi mochila un librito y se lo dejé en sus manos. No sabía que vos escribías-me dijo.

Hoy un compañero me preguntó qué me pasaba. Le dije que la vida suele arrebatarte a las personas que más se ama. Que lloro y lloraré por ellos. Que no odio ni guardo rencores a nadie. Que escribir es una forma de llorar. Que llorar es una forma de escribir. Que escribir es una forma de estar ausente.