domingo, 19 de enero de 2014

El otro día estuve en la librería Martín Fierro y, como quien no quiere la cosa, pregunté si quedaba alguno de mis libros (me interesa que mis libros estén ahí, en la librería). Grata sorpresa me llevé cuando la señora que atiende me dijo que se habían vendido 7 ejemplares. No es la primera vez que me pasa pero fue re lindo, precisamente, porque a mí me gusta regalar los libros, no venderlos. Contentísimo por la buena nueva, cobré el porcentaje correspondiente y pasé por la frutería. Ya es como una cábala la de las manzanas verdes después de recibir lindas noticias.