viernes, 12 de abril de 2019

El primer gran recital que se dio en la ciudad fue el Metal Rock Festival, en el año 1996. Aquel que, al final de la noche, reunía a los ex V8 (sin Iorio, claro). De esa noche, recuerdo a Giardino tocando Preludio Obsesivo al frente mío. Al poco tiempo, en junio, vino Almafuerte, al que considero el recital más significativo de todos los que fui. Como solía suceder con las bandas de este género, tocaron en un lugar alejado del centro de la ciudad. Recuerdo que al salir estaba todo nevado, y nosotros vestidos de negro. Empezaron con En las calles de Liniers. Fue una locura estar ahí, en el pogo. Eso sí que fue un verdadero desmadre, sobre todo cuando empezó a sonar Sentir Indiano.