Le decía a Margarita que sentí que haber terminado de estudiar inglés en el instituto fue, para mí, como haberme abrazado. Así lo sentí entonces y así lo siento ahora.
En lo laboral, también tuve un buen año: en los tres espacios donde estuve enseñando confirmé que amar lo que uno hace es un privilegio.
Poder sostener mi puestito de libros y participar de la Feria del Libro municipal y provincial fue un montón. Después, llegaron esos viajes hermosos que supe regalarme.
Y, en la misma sintonía, no dejé de pedalear. En estos últimos meses me puse un desafío: aprender a andar en bicicleta sin manos. Y lo estoy logrando.
Me despido de este año y recibo el 2026, agradecido.
Chin chin.
https://www.youtube.com/watch?v=-cd2i6yqzko
