miércoles, 29 de abril de 2009

SER HUMANO JUNTO A LOS MÍOS








Almafuerte en Palos Gruesos (El Calafate)
25 / 08 / 07

sábado, 25 de abril de 2009

BRILLA TU LUZ PARA MÍ

La siguiente entrevista fue extraída del suplemento Habladurías del diario La Opinión Austral, en su edición del 25 de abril de 2009. Gracias Cacho!

Con la aparición de “Sábanas de Viento”, Jorge Curinao pasó a ser un autor muy elogiado en el mundo de las letras, que hablan y sienten. Se trata de un joven poeta que sorprende por su capacidad de trabajo y prolífica obra. Actualmente prepara su segundo libro y conversamos con él para conocer su historia de vida, pensamiento y forma de sentir cada poema.

El entrevistador conoce a ese joven poeta hace muchos años. Nacieron en el mismo barrio, cuando los baldíos eran un refugio para jugar a la pelota o remontar barriletes entre amigos. En un contexto así ¿quién puede tener malos recuerdos de su infancia?. Sin embargo, todos sabemos que la vida transcurre entre buenos y malos momentos, aunque no todos atraviesan de pequeños por pérdidas irreparables.

Eso ha ocurrido en la vida de Jorge, novel autor al que aún recuerdo pasando por el frente de la casa de mis viejos luciendo orgullosamente su camiseta de River Plate, en compañía de sus hermanos; o con su madre, ya jubilada y con una vida tan sufrida como la de cualquiera de sus hijos.

NACE UN POETA

LOA: ¿Cómo dirías que fue tu infancia?

J.C: Maravillosa. El recuerdo más lindo que tengo de la infancia son los 7 años que pasé en el comedor escolar de la escuela 11. Los valores que allí me transmitieron son los mismos de hoy: el respeto por el plato de comida, rezar antes de comer, el ejercicio de la solidaridad. No es lo mismo hablar de solidaridad con la panza llena que hablar de vivencias profundas. Recuerdo, por ejemplo, cuando con mi hermano nos quedábamos a juntar los platos para que nos den doble ración de postre o la felicidad que nos causaba el beso que nos daba doña Keka (una de las cocineras) al despedirnos. Por eso, nunca dejo comida en mi plato. Para nosotros, todos los platos eran ricos y no podíamos dejar nada porque si no, no había segundo plato ni mucho menos, postre.

LOA: ¿Cuándo empezaste a escribir?

J.C: Mi papá murió cuando yo tenía 8 años y desde ese día la escritura ha sido mi lugar. He tenido mis infiernos pero las palabras siempre me dan indicios de que hay una luz. Por eso escribo. Para darle sentido a mi sufrimiento. El primer recuerdo que tengo es un diario de vida que empecé a escribir a esa edad y que aún hoy me acompaña. Y el primer registro de poemas es cuando tenía 13 años. Primero trabajé en hojas sueltas, cuadernos, libretas. En un momento necesité hacerlo aún más prolijo y me compré una máquina de escribir y hace 9 años trabajo en la computadora. Pero al momento de escribir, todo soporte vale.

LOA: ¿Cuándo te diste cuenta lo difícil que era vivir sin escribir?

J.C: No concibo una vida sin escritura. No recuerdo haber estado sin escribir por mucho tiempo. Los únicos silencios que me permito son los relacionados con la madurez de un poema. Tomo distancia de lo que escribo porque si no me asfixio. Trato de contemplar sus formas desde lejos, hasta que vuelvo sobre ellos. Aunque en un estado de profunda tristeza tampoco puedo escribir. Me paralizo y lo poco que escribo va a parar al tacho de basura.

LOA: ¿Qué cosas pensás que se conjugaron para emprender el camino de la poesía?

J.C: Tal vez haya sido la muerte de mi papá. Un día se fue al campo, estuvo un tiempo desaparecido y luego lo encontraron muerto en Cabo Buen Tiempo (del otro lado del río). Lo que más recuerdo es estar junto a mi hermano esperándolo en la parada de colectivo. El colectivo de Vialidad solía dejarlo en la esquina de casa, entonces nosotros íbamos cada tarde a esperarlo. Bajaban muchos tipos, pero él no. Ese fue un momento que me marcó para siempre.

LOA: Si es que lo hubo, ¿qué autor te influyó al principio?

J.C: Mi pasión por la lectura empezó desde muy chico. En casa no había libros, salvo los que nos pedían en la escuela. Entonces, los primeros libros que compré fueron el resultado de vender botellas de cerveza y damajuanas. Revolvía las bolsas de basura y en ese tiempo, no sé ahora, se pagaba muy bien cada botella. Ni qué hablar de la damajuana. Lo primero que empecé a leer con devoción fue El Gráfico. Tengo una colección muy cuidada. Y después cambié el fútbol por la literatura. El primero en enamorarme fue Mario Benedetti. He pasado noches enteras leyéndolo. Luego, vinieron muchos más poetas porque las mismas lecturas te van llevando a otros mundos.

LOA: ¿Te gusta o complace (o no) que te llamen poeta?

J.C: Siempre me sentí poeta y nunca esperé que alguien me reconociera como tal, así que me da lo mismo. Eso sí, prefiero que me digan poeta y no escritor.

EL DÍA QUE LA VIDA GUIÑÓ UN OJO

LOA: Podrías contarnos cómo llegaste a la concreción del primer libro…

J.C: Carlos Besoaín fue quien me incentivó a presentarme a Mi Primer Libro. A él lo leía desde Ventana Abierta, pero nunca había tenido la oportunidad de conocerlo personalmente. Hasta que el 16 de diciembre del 2005, lo fui a ver para decirle que quería que leyera mis poemas. Hasta ese momento, muy pocas personas sabían que escribía. Estaba esperando el momento y la persona indicada para que me los corrigiera. El tiempo me ha demostrado que no me equivoqué al llevárselo a Carlos. En esa oportunidad, él presentaba Cama de Hierba en el salón del Banco Santa Cruz. Estaba rodeado de personas, me metí y le dije “yo escribo y quisiera que trabajemos juntos”. Y fue muy lindo porque no tuvo ningún problema. Me invitó a que vaya el lunes siguiente a la Biblioteca Hilarión Lenzi del Complejo Cultural y ahí empezamos a trabajar. Ya tenía un librito terminado y también otros poemas que eran bastante distintos de lo que había hecho anteriormente. Y fue él quien me marcó esa línea de trabajo: los poemas breves. Y de esos días tengo los mejores recuerdos. Trabajaba los poemas en la semana y cada domingo nos juntábamos un rato en su casa para que me diera su opinión. Al hacerme las correcciones era como el que poema tomaba otra dimensión, con mucha más luz. Y así fue, trabajaba mucho en la semana ansiando que llegara el domingo. Aprendí mucho a su lado. Hoy que trabajo con otros poetas, sé lo importante que es la corrección. Creo que nadie te puede enseñar a escribir pero sí a borrar. Y Carlos, entre otras cosas, me enseñó eso: ser cuidadosos al momento de corregir. Nunca tachar, por ejemplo.
En tan poco tiempo, había pasado de todo. Lo que más recuerdo fue ir a verlo al otro día de la muerte de mi hermano para pedirle por favor que nos siguiéramos juntando, que necesitaba seguir escribiendo. Me pidió que descansara una semana pero le dije que no y seguimos.
El libro se editó en el 2006 y fue como premio de haber ganado en el Programa municipal “Mi Primer Libro”. Fue seleccionado entre 16 trabajos y los jurados fueron Laura Malatesta, Cecilia Maldini y Sergio Di Leo, a quienes siempre voy a estar profundamente agradecido.
Fue inolvidable el día que me llamó Sergio. Estaba trabajando y por el ruido de los pinos de bowling no podía escuchar nada. Así que dejé a mi compañero y fui corriendo al baño. Allí lo pude escucharlo mejor. Me dijo: “Te felicito. Tu obra fue seleccionada para ser editada. Pasa el lunes a firmar el acta”. Y ahí me quedé. Me senté en el piso y lloré mucho. Sentía que por fin la vida me empezaba a sonreír.

LOA: Habiendo pasado ya un par de años, ¿cómo definirías a “Sábanas de Viento”?

Es un libro que escribí en 3 meses, con una fuerte carga emotiva por la muerte de mi hermano. Lo escribí mientras paraba pinos de bowling en el Club Los Indios, gracias a compañeros solidarios que me daban un tiempito cada noche para poder terminarlo.
Desde lo formal es la finalización de un proceso. La misma obsesión que me llevó a escribir me marcó la forma del poema. Llegar a la brevedad me costó unos cuantos años de trabajo con el lenguaje poético, el concentrarme al máximo en cada palabra. Tenía un ideal de poema en la cabeza que lo pude concretar en Sábanas de viento y así, sentir la libertad en la escritura.

LOA: ¿Qué cosa te gusta y qué no tanto de la edición del libro?

J.C: No le doy mucha importancia a la edición y sé que ese es un grave defecto que tengo. Como no me gusta firmar libros ni leer poemas en voz alta. No sé. Son cosas que con el tiempo deberé cambiar. A mí me gusta escribir. Puedo pasar noches enteras buscando una palabra que no chirree en el poema pero lo otro, lo veo bastante alejado. Lo mismo me sucede con los encuentros literarios. Me aburro. Prefiero quedarme en casa, leyendo algo. Ahora he descubierto a un poeta español maravilloso llamado Leopoldo María Panero.

LOA: ¿Qué te ha dado a nivel humano, y artístico?

J.C: El mejor premio es haber podido poetizar con mi dolor, no haberlo convertido en odio. El premio y el reconocimiento sirven para seguir escribiendo. Gracias a este premio he tenido la posibilidad de entrar a trabajar al Municipio por iniciativa del actual intendente, el señor Roquel y quien ha laburado en el comercio sabe lo distintas que son, por lo general, las relaciones laborales. Lo importante que es, por ejemplo, un fin de semana para descansar.

LOA: Con Sábanas de Viento, llegaron reconocimientos y elogios, ¿qué te ha generado el hecho de que se hable bastante y muy bien de tu trabajo?

J.C: Está buenísimo cuando me encuentro con alguien que habla sobre mis poemas porque es una manera de mutua comprensión de algo que escribí en solitario. Evidentemente, cada poema tiene la lectura que el lector le da. Lo que está bueno es el intercambio de libros con otros poetas. Ya no los compro. Ahora me los regalan. También está bueno que ya no me pregunten tanto cuándo me voy a recibir, sino cuándo voy a sacar el otro libro. Obviamente que, desde el lugar que vengo, no puedo hacer otra cosa que agradecer. Sería un soberbio si no agradeciera el buen trato de las personas. Aunque también hay que destacar que una gran mayoría de las personas son muy hipócritas. Y los mismos que ayer no dejaban que sus hijos se juntaran conmigo son los que hoy hablan maravillas de mí. Y yo siempre fui la misma persona ¿te das cuenta de eso? Es muy loco. Ante esa posibilidad, tenés dos caminos: o sos parte de ese gran circo o te encerrás con los tuyos, te comprometés con tu trabajo y tratás de hacer buenos poemas. Siempre opté por la segunda opción. Además, no conozco mayor libertad que la que te da la marginalidad.

LOA: ¿Cómo observás el panorama a nivel autores locales o regionales?

J.C: Nunca me sentí identificado con la literatura paisajista que es la que ha caracterizado por años a los trabajos de los autores locales. No estoy diciendo que sean buenos o malos. Simplemente, no me sentía identificado. Y ahora sucede algo distinto. Hay buenos autores. Es interesante lo que está sucediendo. Es destacable el trabajo de Letras del viento, del taller de Pablo Lorenzo, del taller de Carlos Besoaín.

LOA: ¿Qué autores crees que están marcando un camino?

J.C: Hay buenos trabajos en Patagonia. Me gusta la producción literaria de Carlos Besoaín, de Sebastián Tresguerres, de Maritza Kusanovic, de Marina Pacheco, de Carlos Pérez, de Julio Nervi, de Iris Giménez, de Jorge Spíndola, de Soledad Davies y la lista seguiría. En crítica me gusta el trabajo de Claudia Sastre y de Patricia Vega.

LOA: ¿Qué crees que está faltando a nivel artístico y cultural?

J.C: Faltan espacios. Falta un cine. Faltan actividades en los pocos lugares que hay. Falta una librería de usados.

TRABAJOS Y NIÑOS

LOA: Más allá de tu trabajo en las letras, contános de qué trabajaste y de qué trabajás actualmente…

J.C: Fui vendedor de botellas. Trabajé en la calle, cobrando el estacionamiento. Fui parapalos de bowling. Trabajé en la recordada librería de usados Aluen. También trabajé como banderillero en el autódromo. Y actualmente trabajo dando clases de apoyo en el Cenin I del Barrio Evita. Junto con el laburo de librero, es el mejor de los trabajos que hice. Me siento muy cómodo trabajando allí.

LOA: ¿Qué te da trabajar con niños?

J.C: Todos los días los nenes te sorprenden con algo. Son mi refugio. En una época, trabajé junto al padre Carlos Ángel en su comedor y era muy hermoso lo que pasaba allí. La infancia es el lugar al que vuelvo a menudo. Me pasa de estar con los nenes y de admirar el poder de observación que tienen: hablan interrogándose las cosas. A todo le buscan explicación. Una nena me decía el otro día que su mamá es mentirosa porque le había dicho que el Ratón Pérez sólo dejaba monedas y a ella, le había dejado un billete de 5 pesos. Y me lo decía con mucha bronca. ¿Tenía razón o no?. Y así son miles las historias que me cuentan. Es maravilloso que eso suceda. Las historias que cuentan los nenes, las envidiarían el mejor de los novelistas.
Una vez, recuerdo que un nene nos contó tan bien una historia de un choque que me había creído que había sido verdad. Lo gracioso fue que estábamos todos expectantes de saber cómo terminaba la historia de esos autos y el petiso, se agacha, saca 2 autitos viejos de su mochila y dice "y éste, lo pasó por arriba a éste otro". En realidad, el choque de los autos nunca existió más que en su propia imaginación. Hace poco realizamos la I Feria de libros usados que fue todo un éxito en el barrio. Los vecinos participaron mucho y con lo recaudado, estamos adquiriendo cosas que nos faltaban para el aulita. Así que antes de fin de año, pensamos hacer la segunda feria.

LOA: Al pensar en el futuro, ¿sos optimista o más bien escéptico?

J.C: Depende de cómo me levante. A veces pienso que un poema puede cambiar el rumbo del mundo y otras pienso que sólo confirma la realidad.

LOA: ¿Qué cuestiones te absorben más tiempo?

J.C: Trabajo hasta las 15hs. Duermo una siestita de 45 minutos. Como algo. Por la tarde voy un rato al gimnasio y ahora que no estoy cursando en el Profesorado, trabajo en mis poemas hasta que me duermo. Y si no se corta la luz, hago un pequeño recreo para ir al ciber y subir algún texto al blog.
Los domingos voy al cementerio y el resto del día me dedico a leer, escribir, corregir. Igualmente, aunque esté rodeado de gente, estoy con la cabeza en otro lado. A veces, cuando no tengo dónde escribir, me agarra una desesperación enorme de volver a casa. Y siempre fue así. Por ejemplo, cuando laburaba en la calle, escribía detrás del talonario de las tarjetas de cobro del estacionamiento o cuando estaba en el bowling, dejaba la libreta en mis piernas. Entonces, mientras el jugador se preparaba para tirar la bocha, yo escribía. A ese lugar se lo llama “la fosa”.

LOA: ¿Qué cosas aún te divierten y te mantienen vivo?

J.C: Me da mucha alegría ver crecer a mis sobrinos. Me da alegría haber podido terminar con este segundo libro. Me da alegría encerrarme a escuchar música a todo volumen. Me da alegría viajar para ir a ver algún recital. Y lo más importante de todo es tener un poco de salud, porque si no, sería difícil hacer todo esto.

LA FAMILIA, EL BARRIO

LOA: Nos contabas que la desaparición de tu padre te marcó, ¿qué hay de la muerte de tu hermano Yiyo? Eras más grande cuando eso ocurrió…

J.C: La muerte de mi hermano fue el golpe más duro que recibí. Ya no está la persona con la que podía charlar de todas estas cosas que te conté. Si bien tengo un hermano mayor, no es lo mismo porque las circunstancias hicieron que con él tenga otra relación, pero con el gordo compartí los años más difíciles y hermosos de mi vida. El 14 de este mes se cumplieron 3 años desde que ya no está y no hay día en que no piense en él. Ese dolor es muy profundo.

LOA: ¿Sentís que a través de la poesía pudiste poner en su lugar pérdidas, desencuentros y sombras que te acompañan de pequeño? ¿O son compañeras que te acompañarán irremediablemente?

J.C: Es que la poesía ya es una forma de terapia. Desde un punto más lírico o metafórico, uno se confiesa al escribir. Y la brevedad es eso, decir en pocas palabras lo que otros tardan largamente en explicar.

LOA: Superar o convivir con todo eso debe haber sido muy difícil para tu madre, para vos, tus sobrinos y tu hermano mayor…

J.C: Aprendimos a convivir con ese dolor. Mi mamá es un ejemplo de vida. Es un ejemplo de lucha. Ha sido la persona que a pesar de todo salió adelante. Tendría horas y horas para hablar de ella. Cumplió el rol de papá, de mamá, de amiga y si en algún momento no estuvo con nosotros, es porque tenía que salir a laburar para llevar el puchero a casa. Ojalá pronto pueda recibirme para darle la satisfacción que se merece.

LOA: Naciste en un barrio donde históricamente muchos chicos formaron bandas de rock. ¿Creés que tu poesía tiene algo de ello o ellos?

J.C: Sí. Con la mayoría de los pibes del barrio tenemos orígenes parecidos. Somos hijos de laburantes, hijos de padres chilenos que se vinieron a este lugar buscando un mejor futuro. Tanto en la música, como en la poesía, encontramos un canal de expresión. Y creo que un tipo que cuenta lo que le pasa o lo que pasa en el barrio de la mejor manera posible, sin que nadie le haya enseñado cómo hacerlo, es un rockero. Me siento muy feliz en el barrio. No creo que algún día me vaya a vivir a la ría o a un departamento en el centro.

MILITANCIA

LOA: Militaste durante unos años para el PO. ¿Qué podrías decir que aprendiste en ese período?, ¿por qué decidiste dejarlo?

J.C: La militancia encierra muchas cosas: dedicación, disciplina, estudio. Y reconozco que no tuve la dedicación que se debe tener para militar en un partido político que representa los intereses de la clase trabajadora, pero sigo siendo un simpatizante del programa del Partido Obrero. Imposible olvidar aquella brutal emboscada del 26 de abril de 2002. Esa noche comprendí cuán peligroso es para el gobierno que uno piense distinto. Recomiendo leer el trabajo de Daniel Gatti. Siento un inmenso cariño y respeto por Miguel Del Plá o Ana Redona, que sí son personas que entregan su vida por una causa tan noble como lo es la revolución.

LOA: Siempre recordás al gran militante que fue Carlos Lahera, ¿por qué ese recuerdo?

J.C: A Carlos lo conocí cuando laburaba en la calle. Lo que más me llamó la atención era su forma de ser. A pesar de los años que nos llevábamos, él no ponía distancia a la hora de charlar. Tenía mucha paciencia para explicar las cosas. Era muy didáctico a la hora de hacer los análisis de la realidad social. Siempre me buscaba en la cuadra donde estaba trabajando y me dejaba la Prensa Obrera, el periódico del Partido. Al principio, no entendía nada de lo que leía. Me parecían demasiados densos los artículos. Hasta que, de tanto leer y estudiar, empecé a comprender muchísimas cosas. Por ejemplo, aprendí la importancia que puede tener un sindicato, una asamblea, un plan de lucha, un programa. Lo más interesante es cuando todo eso que leíste lo podés llevar a la práctica y podés cuestionarle cara a cara a tu patrón o jefe. La última vez que charlamos fue para el acto del 1º de Mayo que se organizó en el SUM del Salesiano. A los pocos días falleció, mientras participaba de un congreso del Partido en Buenos Aires. Ya son casi 9 años de su partida y lo que pienso a menudo es lo lejos que están la mayoría de los políticos que nos gobiernan de Carlos. Debería haber muchos Carlos Lahera.

LABURANTE DE POEMAS

LOA: Ya dijiste que tuviste varios trabajos en tu vida, pero cada uno te dejó algo, por lo que se ve, ¿podrías explicarnos qué?

J.C: El laburo que más me marcó fue el de cobrar el estacionamiento. Recién había terminado el secundario y con 18 años estaba vestido de naranja en el centro de la ciudad. Recuerdo que entré en noviembre y los vientos de ese mes son los más crueles del año. Fueron 5 años donde pasé todo lo que te puedas imaginar. Desde un tipo que me amenazó con un revólver hasta otro que me tiró el auto encima. Son miles las historias que te pueden pasar en la calle, pero de cada trabajo me quedo con lo mejor. O sea, no me quedo con los insultos o la soberbia con las que algunos intentaban humillarme. Me quedo con la amistad del hermano que me dio la vida, Ricardo Martínez y su familia. Me quedo con las personas que, sin conocerme, me preparaban un mate cocido en pleno invierno o con el día que conocí al profesor Jirafales, a Kempes o las charlas que solíamos tener con Giménez Agüero. Y los 5 años del bowling me dejaron una columna vertebral bastante complicada y los pibes tigres más solidarios de cualquier trabajo que hice y voy a hacer.

LOA: ¿Para qué te estás preparando en estos momentos?, ¿estás por editar algún otro libro?

J.C: Ya terminé con las últimas correcciones y ahora viene todo eso que no me gusta hacer: el diseño, los trámites legales, la promoción, la distribución. Pero bueno, si me pongo las pilas, antes de fin de año lo edito.

LOA: ¿Cómo tendría que ser el segundo libro?

J.C: Es el libro que necesitaba escribir para indagar aún más en lo desconocido. Escribirlo me ha ayudado a elaborar el luto por la muerte de mi hermano, a mirar el fondo y a volver a la superficie. Y los temas de los poemas son los mismos que el anterior: noche, ausencia, silencio, infancia.

LA PREGUNTA FINAL

LOA: Quisiera que ahora te hagas una pregunta. El único requisito es que la respondas como te parezca.

J.C: ¿Me acompañás al mar?
J.C: Sí, vamos. Lleváte algo para escribir y muchas ganas de escucharme.

LOA: Con los años, Jorge se recibió de escultor de poemas. Conocía el barro como pocos y hasta llegó a pensar que las formas no tenían límites si las trabajabas una y otra vez intentando resumirlas. Algunos se llevan bien con el axioma que dice “a las palabras se las lleva el viento”. Jorge aún las tiene entre sus sábanas. Duerme con ellas, las cuida, las mima y las reta retándose.
Yo diría que, con la poesía, Jorge le puso luz a sus sombras.
Aunque tengo dudas: a veces pienso que los poemas tienen patitas que en su peregrinar buscan manos a su medida.

viernes, 24 de abril de 2009

HABLADURÍAS

Mañana, en el suplemento Habladurías del diario La Opinión Austral, saldrá una entrevista que me realizó Claudio Álvarez.

miércoles, 22 de abril de 2009

SOBRE UNA CANCIÓN OLVIDADA

Ya no recibo cartas.
Nadie pronuncia mi nombre.
A esto llaman soledad.

martes, 21 de abril de 2009

Como al nacer, las palabras mienten.

lunes, 20 de abril de 2009

Ganas de llorar cuando no estoy en mí.

domingo, 19 de abril de 2009

Como saber cerrar los ojos. Cada mirada es repetición de lo inevitable.

sábado, 18 de abril de 2009

Dormías y el mundo te envidiaba.

viernes, 17 de abril de 2009

Es la muerte hablando en mi silencio, en poemas que mienten cuando dicen vida.

jueves, 16 de abril de 2009

Taza, cuchara, cenicero. Todo me devuelve a tus sombras.

miércoles, 15 de abril de 2009

Para olvidarte
debo empezar a buscar la última esperanza,
la suicidada por el vértigo de las cosas.

martes, 14 de abril de 2009

Hablo del dolor
de las sombras inmutables que estremecen bajo las piedras.

jueves, 9 de abril de 2009

ÁNGEL

Como cuchillo por sangrar
es el perfume del pájaro junto al fuego.

Piensan que duermo.

martes, 7 de abril de 2009

lunes, 6 de abril de 2009

AGRADECIMIENTOS

GRACIAS a todas las personas que colaboraron de una u otra manera con la realización de la I Feria del Libro Usado, realizada el 4 y 5 de abril en el Centro Integrador Nº 1:

Carlos Besoaín.
Sergio Di Leo.
Claudio Álvarez.
Sebastián Tresguerres.
Cecilia Maldini.
Cristina Nuñez.
Patricia Jiménez.
Maritza Kusanovic…

y muy especialmente a los vecinos del Evita por su participación!

Sobrino, ahijado, futbolista y ahora, librero.

Infaltables: ni la lluvia los detuvo.

Se rumorea que para la próxima feria, vendría doñita Pizarnik pero shhh...

sábado, 4 de abril de 2009

FERIA







viernes, 3 de abril de 2009

EL CENIN Nº 1 REALIZARÁ FERIA DEL LIBRO USADO

El Centro Integrador Nº 1 recibe a alrededor de 20 niños para brindarles clases de apoyo en EGB 1 y 2.

Con el objetivo de recaudar fondos para trabajar en las clases de apoyo a cargo de Jorge Curinao, el CenIn Nº 1 organizó una ‘Feria del Libro Usado’, para mañana y el domingo en el horario de 16:00 a 20:00.
El Centro Integrador Nº 1 recibe a alrededor de 20 niños los lunes, miércoles y viernes de 10:00 a 15:00 horas, para brindarles clases de apoyo en EGB 1 y 2. Al respecto, el encargado de dicha dependencia municipal, Pedro Bringas, manifestó que la educación es un bien de todos y por ello es uno de los servicios primordiales que se ofrecen en el espacio.
“Con el objetivo de mejorar el trabajo cotidiano con los chicos, decidimos hacer una actividad que nos permita obtener fondos para comprar material y útiles escolares para utilizar en las clases”.
Por su parte, Jorge Curinao agregó que la idea a futuro es tener una biblioteca con material a disposición de los vecinos de la jurisdicción. “Queremos seguir creciendo y tenemos una expectativa muy grande de formar una biblioteca. Por eso comenzaremos a trabajar en primera instancia con la adquisición de objetos básicos para facilitar la labor en el aula que tenemos y luego nos concentraremos en objetivos más grandes”.
Posteriormente, especificó que la propuesta consiste en la venta de libros usados de diversos géneros como novelas, cuentos, biografías y de cocina, entre otros. “Invito a los vecinos que poseen libros en desuso y deseen donarlos a acercarlos a la dependencia, como una forma de colaborar con la iniciativa”.
Para finalizar, invitó a los interesados a acercarse a la Feria del Libro Usado que tendrá precios accesibles y además contará con un stand de obras realizadas por escritores santacruceños.

Fuente: Diario Tiempo sur (03 / 04 / 09).

jueves, 2 de abril de 2009

DE RESENTIDO Y ENAMORADO


Los siguientes poemas pertenecen al libro De resentido y enamorado (Parte 1 a.m) de Claudio Álvarez, editado en 2001.

EGOSLANDIAS

Artistas sin arte
se dicen artistas

escritores sin letras
se dicen escritores

cantantes sin voz
se dicen cantantes

poetas sin poesía
se dicen poetas

locos sin locura
se dicen locos

egos
con egos
son egoslandias

artistas sin arte
se dicen artistas

yo les digo que sí
pero no
les digo sí
pero es no


TONTO EL QUE LEE

Llegué a pensar que
escribir puede hacerlo cualquiera
además
los grandes
monopolios se encargan de ello

llegué a pensar que
no son muchos los que
pueden escribir ciertas verdades
con buenos versos
pero los grandes
monopolios
se encargan de ello

llegué a pensar que
la palabra se vende a buen precio
y que no importa si es buena o mala
ya que los grandes monopolios
se encargan de ello

tonto el que lee
todo es negocio de otro


QUERER SER

No hay teoría que compruebe mi práctica
ni práctica que yo quiera teorizar

hay de todo parecido
aunque nada sea igual

lo único cierto es que

no hay espacio
que no pueda ser cubierto
no hay frontera
que no pueda ser cruzada
no hay nada
que me quite el sueño de querer estar
de querer ser


TUS MOSCAS

Pasó bastante tiempo
y ya no recuerdo
lo que fue tu amor
sin embargo
son tantos lo que quieren
probar tu azúcar que
creo
tu corazón
debe estar lleno de moscas
tse tse

http://www.colillas.blogspot.com/

miércoles, 1 de abril de 2009

Se viene, se viene, se viene...la primera feria de libros usados en el Evita! Qué estás esperando? No seas Cabeza de Tractor y doná algún libro!!!

For those about to rock (We salute you).