Mi madre me preguntó quién había sido Ernesto Sábato. Recordé algunos pasajes de sus libros, fui a mi biblioteca y le leí esto:

“En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida”.

Hoy murió Ernesto Sábato, tenía 99 años y El Túnel fue mi libro de cabecera por mucho tiempo. Valga mi recuerdo!

Leo mi diario de vida como quien asiste a una terapia y le digo: querido diario, pronto empezaré con la terapia.

Que todo sea un círculo no significa que vivamos dentro de un círculo.

Ordeno mis últimas lágrimas. Las limpio con convicción. De a poco, voy acomodando mi sonrisa.

Fondo y forma son lo mismo en cualquier idioma. Lo verdaderamente importante es la experiencia con el lenguaje.

Hay canciones que me hacen sentir único.

Al mundo le falta poesía. Hoy escuché música todo el día y descubrí que las palabras son hojas que sueñan ser árbol.

Mi inclinación hacia la literatura viene de tiempos remotos, de lugares inhabitables donde sólo se podía hablar con uno mismo. Cuánto de vitalidad hay en todo esto?
Cuánto de deseo? Y a dónde van las palabras cuando vienen del silencio? Acaso la muerte y la noche no son un delirio romántico?

A esta altura, con tanta muerte acumulada, la idea del suicidio me parece terriblemente absurda.

hay que inventar una nueva poesía
una que se haga sin palabras

ahora es todo el comienzo de una nueva vida
es la música más triste que jamás he oído
latido del mar ensangrentado
ahora me voy conmigo al encuentro de la vida.

El amor es todo lo que estás buscando.

En la cima de la montaña
hay un muerto
que te espera con los brazos abiertos.

Nací para poeta o para muerto

"Ahora que todos se fueron a dormir, voy a contarte la historia del sol"

"Vivo detrás de un árbol. La sombra de su canto me sostiene"

"El viento nos recuerda que la soledad es cosa seria"

"Bendito duelo estar solo: conversan las preguntas"

"¿A dónde ir cuando hieren las palabras?"

"De dolor en dolor, como piedras arrojadas al vacío, arrastro mis hojas al silencio"

"Mi única manera de acercarme a todo es alejarme de todo"

"Lo triste de mi vida es demasiado para tanta vida"

Fotografías: Jaime Coliboro

Textos: Míos

Música: Dreamer (Ozzy Osbourne)

Abandonar la obsesión. Ser valiente. Soñar con el mar. Despertar esperanzado. Buscar lo imposible. Respirar.

Interpretando un sueño:

“escribir es como adictivo. Viene una palabra y después otra. Busco el lugar más cómodo para estar. Elijo mi habitación. Cierro las cortinas. Pongo música. Apago el celular (pronto lo dejaré de usar). Miro una y otra vez las palabras. No sé lo que me va a esperar. Escribir es como andar en bicicleta. O acaso andar en bicicleta no es un acto poético? Es como mirar el cielo desde un colectivo de larga distancia. Es como si las hormonas trabajaran al unísono. No sé, la escritura tiene esas cosas. Qué piensas tú?”

Hay en estos días una suerte de incertidumbre. Una espera aguardando la señal.

No se puede ser tan sincero y evitar angustiarse.

Las únicas flores que saben que son flores son las flores caídas.

El horror del silencio. Nadie recuerda lo que vendrá. Nadie recuerda lo que no vendrá: visiones pasivas convertidas en lágrimas. Soy la visión del absurdo, del hueso en la noche.

Pronto habré de fantasear con lo imposible. Pronto habré de perder de vista los antiguos juegos de azar. Pronto habré de aprender nuevas formas.

Si pudiera enlazarme con mi huida. Escuchar mi angustia, mentirme un poco. Me pregunto y quisiera averiguar de qué se trata eso de proyectarse hacia el vacío; por qué la palabra no me aborta. Y dónde se forma el silencio, dónde la región de la sed. Y por qué tener que morir llorando. Es necesario abandonar la noción de verdad. Es necesario soñar con la felicidad.

Cuando salí a la calle, tuve miedo de no encontrar lo que buscaba. Las luces estaban encendidas pero ninguna me iluminaba. Me aburrí del desorden, de las hojas caídas, de todo lo que había soñado alguna vez. Revisé mis últimos gestos, quise escribir un poema pero no podía mover las manos. Tenía la memoria devorándome. Fobia en cuerpo entero. Sé que siempre ha sido así: una luz lejana que se mete por la puerta y quiebra los espejos.

Tengo los ojos cansados de tanto caminar bajo la lluvia.

Éramos tan teóricos que, cuando nos encontramos, nos fuimos con los cuerpos cambiados.

Mirar hacia el techo y ver el mar.

En la noche, no en la oscuridad, las palabras rezan.

Casi no he conocido a mi padre pero siempre lo he extrañado.

El verbo es anterior a todo.

¿Cuántas lágrimas se necesitan para inundar la tristeza?