viernes, 31 de diciembre de 2021

A principio de año, cuando volví a trabajar, sentí pánico por la cantidad de contagios que había en la ciudad. Muchos vecinos y compañeros de trabajo se fueron por ese virus maldito. Con los meses, fui recuperando un poco la confianza, la llamada normalidad. 
El grupo de niños con los que trabajé fue maravilloso. Cuánto tenemos que aprender de ellos. La disciplina que tuvieron a lo largo del año, con respecto a las medidas de cuidado, fue increíble. El uso del barbijo, del alcohol en gel, el distanciamiento.
En medio de todo eso, de un año de transición, salió Los álamos cantan en el viento, la hermosa antología que publicó Espacio Hudson. Es lindo saber que anda por muchas librerías del país. De Ushuaia a la Quiaca, diría León. La repercusión que tuvo ese librillo sigue siendo hermosa.
Y, como siempre digo, gracias a los que siguen pasando por acá, a los que me escriben, a los que escriben sobre mis libros, a los que se toman el trabajo de difundir mis poemas.
Ahora sí, que tengan un feliz año. A seguir cuidándose. Que sea con salud y mucho hard rock:


NOTA. La fotografía es de un frasco con bombones que me regaló Melanie, una alumna. 

domingo, 19 de diciembre de 2021


Nuevo Día, La Revista
Agosto de 2017
Río Gallegos, Santa Cruz

domingo, 5 de diciembre de 2021

Los poemas breves no admiten fisuras. Cada palabra debe ser irremplazable. Debe estar amurada, no decorada. Cada poema se une a otro hasta construir una casa. La lectura de esa realidad, necesariamente, dependerá de quien abra o cierre la puerta. Esas palabras hacen que la lluvia nunca nos termine de borrar. El poeta lo sabe.

sábado, 4 de diciembre de 2021

Cierro los ojos y te recuerdo feliz en el escenario, junto a los pibes del barrio bailando, haciendo pogo. Esa noche me dedicaste una canción, dijiste algo como "por el aguante de siempre, negro". Te fuiste demasiado pronto de este mundo, hermano. Me pregunto qué estarías haciendo ahora; cómo te sentaría eso que llaman adultez. Te enojarías conmigo, seguramente. No quisieras hablar del pasado, de papá. Me dirías vigilante o algo así. No te gustaría que escuche a Silvio Rodríguez. Quizás tenías razón: nací viejo. Pero recordarte feliz, junto a los pibes del barrio, me hace bien.