A pequeños y grandes sorbos
el hombre calcinado bebe de mi sangre.
¡Antiguas hojas del mediodía!
Me torno cruel ante el descolorido vino de la noche,
ante la sal que nace de mis heridas,
ante la risa de mis muertos.
viernes, 31 de octubre de 2008
jueves, 30 de octubre de 2008
HOMENAJE
Los pájaros se han ido. Se mudaron de casa. No volverán. Nunca hablamos de la muerte. No era necesario mencionarla. Nos acostumbramos a soñar. A observar la puerta abierta. A dibujar un árbol, una flor, un sol. Pero ya no están. Vuelvo a mi encierro. Vuelvo a mi duelo. Hay una noche triste. Un circo de locos. Un tambor negro.
NÁUFRAGIO
Las veredas ocultan mis pasos. Deambulo con el cansancio del mundo, el cansancio de las luces apagadas. De aquí brotaron ruidos jamás oídos. De aquí mis muertos, pajaritos de la noche, empezaron a soñar con el mar. Y pude volver al poema.
miércoles, 29 de octubre de 2008
martes, 28 de octubre de 2008
lunes, 27 de octubre de 2008
domingo, 26 de octubre de 2008
sábado, 25 de octubre de 2008
TIEMPO
Hablo del fracaso
del poema
de la resurrección de las palabras.
Hablo del silencio
de las cosas que no existen
de un corazón enjaulado en un jardín.
Hablo de la música
espacio privilegiado del ausente.
Hablo de mí.
del poema
de la resurrección de las palabras.
Hablo del silencio
de las cosas que no existen
de un corazón enjaulado en un jardín.
Hablo de la música
espacio privilegiado del ausente.
Hablo de mí.
viernes, 24 de octubre de 2008
MESA DE LUZ
Salto del cuadro. Enciendo un cigarrillo.
Despliego mi pobreza sobre este caos. Nada me es ajeno.
Recuerdo los siglos de mi infancia: rezaba en voz alta.
Recojo cada una de mis sombras.
Soy negro y triste.
Me atormentan los espejos. No encuentro formas.
Me hieren los libros. No encuentro palabras.
Me duele la vida. No encuentro caminos.
Y muero
de muerte natural.
Despliego mi pobreza sobre este caos. Nada me es ajeno.
Recuerdo los siglos de mi infancia: rezaba en voz alta.
Recojo cada una de mis sombras.
Soy negro y triste.
Me atormentan los espejos. No encuentro formas.
Me hieren los libros. No encuentro palabras.
Me duele la vida. No encuentro caminos.
Y muero
de muerte natural.
ALGUNA SOMBRA, ALGÚN POEMA
Temo no hallar la noche.
El poema se escribe
como quien desata flores en la boca de un muerto,
palabra por palabra.
Mi desnudez exige pequeños espacios,
donde habitan huesos y animales
donde nadie
donde nada
donde nunca.
El poema se escribe.
El poema se escribe
como quien desata flores en la boca de un muerto,
palabra por palabra.
Mi desnudez exige pequeños espacios,
donde habitan huesos y animales
donde nadie
donde nada
donde nunca.
El poema se escribe.
jueves, 23 de octubre de 2008
NADA
Todo y nada es Historia:
el sol partido,
la triste crónica del pájaro atropellado,
el mozo sin idioma,
las piedras del sueño,
el oleaje del vaso lavado,
las nubes sobre los muros,
las sombras que pueblan los días,
el zumbido del cansancio,
los invitados que nunca llegaron,
el azar del sepulturero,
el testimonio desamparado de las madres sin techo,
el florista de las mañanas,
el recolector de vestigios,
los mensajes para nadie.
Sin embargo,
en la piel de las estatuas todo es mentira:
gloria perversa que corre sobre los calendarios ciegos del tiempo.
el sol partido,
la triste crónica del pájaro atropellado,
el mozo sin idioma,
las piedras del sueño,
el oleaje del vaso lavado,
las nubes sobre los muros,
las sombras que pueblan los días,
el zumbido del cansancio,
los invitados que nunca llegaron,
el azar del sepulturero,
el testimonio desamparado de las madres sin techo,
el florista de las mañanas,
el recolector de vestigios,
los mensajes para nadie.
Sin embargo,
en la piel de las estatuas todo es mentira:
gloria perversa que corre sobre los calendarios ciegos del tiempo.
UN POETA ANDA ENTRE NOSOTROS
En los tiempos de la globalización del sin sentido, en que los medios masivos de comunicación incomunican, en que el hombre ha dejado de ser una posibilidad de infinito para convertirse en consumidor -de arte, de autos, de partes, de dioses, de tetas, de imagen-: un poeta anda entre nosotros. Compra, estudia magisterio, vende su libro Sábanas de viento, quiere vender libros usados, sale con chicas que lo aprecian, hace pis y dos o tres pequeñas acciones solidarias por día, toma té de boldo sin azúcar, fuma Marlboros, da talleres de escritura a los niños, a los necesitados de una voz, conduce su auto entre las salvajes ráfagas del aire, sueña y anda entre nosotros. Escribe poesía. Usa las palabras como cuchillos para cortar el día, para diseccionar la noche, para hilvanar un canto, una voz, una plegaria. Parece un hombre común. Y no lo es bajo ningún punto de vista. Es un ojo que lo mira todo. Las rajaduras de tu alma, tus hilachas, el pelo de la rubia que se adhiere a tu hombro, las miradas de soslayo, la sed de tu boca, tus sueños iluminándote el rostro, los pelos de tu oreja, tu candidez y tus crueldades cotidianas. Él lo mira todo y a veces no lo quiere ver. Quiere ser civil. A veces sueña que hay días en que no escribe y siente alivio. Él ama a su madre. A sus sobrinos. La cara se le llena de luz cuando habla de ellos. Se siente perseguido por la muerte -¿y quién no?-. Porque su padre fue raptado por el mar, y cuando fue devuelto, ya no tenía vida. Su padre era pescador de peces y de días. Porque su hermano se murió a los treinta persiguiendo estrellas. Porque una chica que él quería mucho se murió en el parto dando a luz un hijo de la mañana y ahora duerme a unos pasos de su hermano. Porque está triste y tiene una voz, una plegaria, un canto. Y anda entre nosotros repartiendo sus colores, las margaritas salvajes de su alma, que es hija del viento y de la tarde, sus canciones, sus pequeños actos que andamian sus sueños más hermosos. Nos quiere. ¡Oh, Dios, cómo nos quiere! Quiere a la gente porque sueña la luz. Es él y anda entre nosotros. Y se llama Jorge Curinao. Y es poeta.
Carlos Besoaín
29/01/08
Carlos Besoaín
29/01/08
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