La luz torturada,
los platos rotos,
la mirada sin ojos,
las ventanas mudas,
la esperanza orinada,
los niños avergonzados,
las caricias agonizantes,
los vasos ensangrentados,
la cal derramando miedo,
el llanto de la carne asfixiada,
las palabras ocultando cuchillos,
el alcohol oscureciendo cada encuentro.
Así era la infancia:
galope inmóvil que aún retumba
como sombras de los días por venir.