sábado, 25 de septiembre de 2010

En la charla de ayer, un señor me preguntó sobre los títulos de mis libros y no supe qué responder. No sé. Siento que las palabras, en la poesía, no tienen explicación. Sólo hay que soñarlas. Digo esto para darme respiro. Las palabras siguen allí. Los sueños, también.