viernes, 8 de abril de 2011

Cuando salí a la calle, tuve miedo de no encontrar lo que buscaba. Las luces estaban encendidas pero ninguna me iluminaba. Me aburrí del desorden, de las hojas caídas, de todo lo que había soñado alguna vez. Revisé mis últimos gestos, quise escribir un poema pero no podía mover las manos. Tenía la memoria devorándome. Fobia en cuerpo entero. Sé que siempre ha sido así: una luz lejana que se mete por la puerta y quiebra los espejos.