En un momento se levantó de la silla y fue a buscar un Cd a su mochila que luego me obsequió. Un Cd que tiene las canciones viejas en nuevas versiones. Un lindo gesto.
Por la noche, estuve en su recital. Previo al show, hablamos otro ratito. Le canté Avutarda. Sonrió. Voy a empezar con esa canción – me dijo.
Y así fue. Con guitarra y armónica, el tipo la descosió. Me dejó chiquitito.
Salí contento. Feliz. Por momentos, me encontré limpiando la casa con mis hermanos y con madre dando vueltas una y otra vez el gastado cassette.
No sé cuántas almas habrán oído sus canciones. Eso ya no me importa. Hablo del hombre común, simple barro con aliento.