viernes, 10 de agosto de 2012

Y camino solo por grandes laberintos y me persigno. Y un gusano se mete en la alcantarilla. Y luego nos vamos al río. Y, a veces, en el río no hay nadie. Y otro gusano me consuela: “Sólo quienes han llegado a la orilla, saben abrigarse con frío”.