viernes, 16 de enero de 2015

No hay nada más poético que escuchar a los niños articular sus primeras palabras. Son sonidos puramente mágicos; sonidos que estremecen por su belleza y sencillez. Evidentemente, los niños están a favor de la idea de comunidad y en contra de todo individualismo. Por eso van por el mundo enseñando sus mejores juguetes, una especie de ofrenda a quienes aún no pierden sus sueños.