Una mañana de martes fui
hasta Parque Lezama, el parque donde se conocieron Alejandra y Martín, los
personajes de Sobre héroes y tumbas, la novela de Ernesto Sábato. Era un día gris; casi no andaba gente. Saqué una manzana de mi bolso y me quedé, por largas horas, mirando a los pájaros, a los árboles
centenarios, a la vida misma. De allí estoy regresando.