Esos días fueron eternos. Solíamos quedarnos, junto a mi hermano, esperando que bajara del colectivo. Yo tenía 8 años y escribía en mi diario, le escribía
a dios. Le pedía que me devolviera a mi papá. Un día encontraron su cuerpo sin
vida a orillas del río. Había estado un mes y cinco días desaparecido. Me
costó horrores ponerle palabras a su muerte, a sus muertes. Hoy se cumplen 30
años de aquel mediodía y, aunque tu ausencia me hizo crecer de golpe, ando todavía buscando luces en los caminos.