viernes, 13 de julio de 2018
Nunca me voy a olvidar de esa pequeña charla. Cuando Sergio me llamó, yo estaba parando palos de bowling en la cancha 3 del Club Los Indios, el de la calle Pasteur. Por alguna razón, había cambiado el turno. Trabajar de noche es insalubre, mi columna lo sabe. Le pedí a Nica, mi compañero, que me cubriera mientras iba al baño a charlar tranquilo. Los ruidos de las bochas al golpear los pinos, en la trastienda, son insoportables, bravos, tristes. "Hola, Jorge. Te llamo para avisarte que tu libro fue seleccionado para ser publicado en el programa Mi Primer Libro. El lunes podés pasar a firmar el acta. ¡Felicitaciones!" Y ahí me quedé, sentado en el piso, llorando, mientras miraba los nombres de otros parapalos, escritos en las paredes. Hoy se cumplen 12 años de aquel día, uno de los más especiales de mi vida. Ese día, el destino me hizo un guiño, un hermoso guiño. Chin-chin.