La música de fondo de mis años de parapalos en el bowling fue Nos sobran los motivos, el disco doble en vivo de Joaquín Sabina. El conserje tenía la costumbre de poner ese cassette (sí, cassette) ni bien se iba el último cliente. Era tan lindo cerrar las cortinas y ponerse a cantar en esas pedanas, mientras todo iba quedando preparado para el otro día. Cuando digo bowling no hablo del juego de bochas, claro. Hablo de algo más profundo, hablo de la noche, de lo que significa romperse el lomo cuando todos duermen o salen a despuntar el vicio. A esa noche, que tanto me lastimó, yo le dí mi vida entera. Un éxodo de oscuras golondrinas.
domingo, 9 de febrero de 2020
La música de fondo de mis años de parapalos en el bowling fue Nos sobran los motivos, el disco doble en vivo de Joaquín Sabina. El conserje tenía la costumbre de poner ese cassette (sí, cassette) ni bien se iba el último cliente. Era tan lindo cerrar las cortinas y ponerse a cantar en esas pedanas, mientras todo iba quedando preparado para el otro día. Cuando digo bowling no hablo del juego de bochas, claro. Hablo de algo más profundo, hablo de la noche, de lo que significa romperse el lomo cuando todos duermen o salen a despuntar el vicio. A esa noche, que tanto me lastimó, yo le dí mi vida entera. Un éxodo de oscuras golondrinas.