sábado, 2 de mayo de 2020

El viento no da tregua. Pienso en Arlt, pero también pienso en Pizarnik. Pienso en los perros, en la manera en que cierran sus ojos. Pienso en los niños: ellos nunca se quejan del viento. Pienso en el mar furioso, el mismo que se llevó a mi padre. Pienso en las bolsas de nylon que se aferran a los alambrados hasta volverse parte del paisaje. Pienso en los chillidos de las chapas de zinc. Lo cierto es que nunca sentí tanto tu presencia como hoy que entré en mi casa y abrí las ventanas y me pareció escuchar tu voz. Lo cierto es que nunca había pensado tanto en el viento.