martes, 19 de octubre de 2021

No hablaré de la muerte, no. No hay que mencionarla, por si las moscas. Hablaré de esos días, cuando estaba terminando de levantar mi casita en medio de la nada. Aun sin estar puesto el piso, me gustaba ir a escuchar música, ponerme a bailar. La cal y el cemento hacían que se formara una nube con mis pseudos pasos de baile. La di por terminada el mismo día que fueron a conectar la luz. Fueron casi 10 años de mucho trabajo, de pensar que nunca la iba a terminar. Mi festejo, como suelo hacer cuando estoy contento, fue comer una manzana roja, justo ahí, en el corazón de la nada misma.