martes, 23 de agosto de 2022

Mientras caminaba cerquita del mar, tuve momentos de muchísima emoción. Recordé aquella noche del 2001, cuando salimos del recital con Vanesa, mi primera novia, y nos fuimos a sentar en la escollera de la costanera a mirar las estrellas. Podría recordar hasta de lo que charlamos. Qué libres y jóvenes fuimos ahí. 
En aquel boliche en el que tocó Almafuerte ahora hay una estación de servicio. Chicano, así se llamaba el primer y único boliche que pisé en mi vida. En un momento, Iorio dijo algo así como: "Un saludo a los pibes de Gallegos que vinieron a vernos" y nosotros levantamos las manos, como diciendo "acá estamos". Decirle Gallegos a Río Gallegos es un gesto de fraternidad metalera.
La plaza San Martín, Súper Quick (ahora rebautizado Patio del chef) y Real Libros siguen igual. Pero el mar, ese mar, tiene algo de particular. No sé bien qué será, pero el viaje que hice hace unas semanas a Comodoro Rivadavia fue uno de los más especiales. Qué maneras más curiosas de recordar tiene uno.