jueves, 1 de diciembre de 2022

Tenía que aparecer el mejor poeta del potrero. Zurdazo de afuera del área al palo izquierdo de Ochoa y un gol para darnos respiro. Luego volvió hacia el centro de la cancha, con la mirada al piso, sonriendo. Esperando el pitazo final. Desde el banco, el Payaso miraba conmovido, como no pudiendo entender.