martes, 15 de agosto de 2023

Mundos Íntimos



Cuando Daniel Ulanovsky me escribió para pedirme un texto para la sección Mundos Íntimos del diario Clarín, dudé al principio. Luego lo hice, lo pude escribir. Hace un año atrás no hubiera podido. Adicción, precisamente, significa lo no dicho. Y todos estos años hice lo contrario: le puse nombre a lo que me faltaba, a mis pérdidas. Lo hice en canciones, en poemas, en cartas, en rezos, en diarios de vida. Lo sigo haciendo. Transfiguración, así me gusta decirle. 
Me concentré, como cuando entro en sintonía con un poema, y lo trabajé en una semana. El día que le envié el mail, junto a las fotos que elegí, sentí que algo había soltado para siempre. 
El motivo principal del escrito tiene que ver con la desaparición y posterior muerte de mi papá. Esa verdad es algo que seguiré buscando, hasta mi último día. Hay algo en mi historia que no me termina de cerrar. A veces pienso que alguien puede contarme algo. No puede ser que nunca nadie haya visto nada. En ese sentido, fue sanador haberlo hecho.
La publicación me encontró pedaleando en Comodoro Rivadavia, ciudad que amo. Ese mismo día River salía campeón y Víctor Heredia tocaba en el Teatro Español. Estuve un rato en el festejo y luego fui al recital, con el diario en mano. La última vez que lo había visto fue en Epuyén, en 2008, en uno de esos viajes solitarios que solía hacer por pueblos de Patagonia. Fue hermoso entrar y escuchar Como la cigarra. Me quedé parado, casi en la puerta, sin poder creerlo. Una señora me dijo que me podía sentar, le agradecí, pero le dije que no. Canté y lloré mucho esa noche. Fue hermoso, sí.
En este mes, luego de su publicación, recibí amor y, sobre todo, un respeto conmovedor. Recibí audios, mensajes, mails de amigos de mi hermano, de personas que conocieron a mi papá, de personas de otros lugares. Me sentí acompañado. Gracias a todos.