Domingo 1 de noviembre.
Todos hieren. Algún día aprenderé a compartir mi dolor con una voz humana.
Lunes 2 de noviembre.
Inevitable no pensar en términos poéticos. Debo aceptar mi propio karma.
Martes 3 de noviembre.
Hoy desperté y me dije: “No volveré a mencionar a la muerte en mis poemas”. Eso se llama valentía.
Miércoles 4 de noviembre.
¿Y cuándo esté muerto también tendré ganas de estar muerto?
Jueves 5 de noviembre.
Sentí el viento golpeando y volví a creer en el viento. El viento-dije.
Viernes 6 de noviembre.
Me interrogo minuto a minuto para poderme sacar la mufa de no poder escribir como deseo.
Sábado 7 de noviembre.
¿Cómo hacen los demás para soportar tanta muerte?
Domingo 8 de noviembre.
Trabajo esta idea: la experiencia del dolor es anterior a la soledad. El dolor es apertura.
Lunes 9 de noviembre.
Nada mejor que sentirse acompañado por uno mismo. Los grandes encuentros vienen solos.
Martes 10 de noviembre.
Nos dolemos demasiado. Ese es el motivo de mi devoción mística.
Miércoles 11 de noviembre.
Corrigiendo el Decálogo para no deprimirse en las fiestas, encontré de nuevo Más de cien mentiras, la canción de Sabina que siempre me levanta el ánimo. Y ahí me quedé. No volví sobre el texto.
Jueves 12 de noviembre.
Tardo años en comprender una palabra. De eso estoy muriendo, también.
Viernes 13 de noviembre.
Tuve que salir y sonreír porque me estaba encerrando en Cactus.
Sábado 14 de noviembre.
Alegría al recibir Últimos poemas de Olga Orozco. Lo leí en voz alta. Mi sentido musical es demasiado primitivo.
Domingo 15 de noviembre.
Mi excepción: sobrecargar una idea en dos versos para darle (darme) mayor contundencia al poema.
Lunes 16 de noviembre.
Aunque sea sólo un ejercicio, deberé volver a la rima. Es necesario tener límites.
Martes 17 de noviembre.
Dreamer de Ozzy es maravilloso. Nunca me alejaría de esa canción.
Miércoles 18 de noviembre.
Hay un minuto en el que siento cierto “asquito” por mis poemas. En ese momento comienza la Sanación. Boccanera lo llamaría “la maquinita de hacer versos”.
Jueves 19 de noviembre.
Quisiera volver a escribir poemas en prosa pero hoy no puedo alejarme de esta forma. La obsesión condiciona la expresión.
Viernes 20 de noviembre.
¿Por qué siempre cuando escucho a The Beatles me descubro en un videoclip rodeado de gente llorando y arrojando flores a un cajón?
Sábado 21 de noviembre.
Inevitable plantar lilas y no pensar en Ella.
Domingo 22 de noviembre.
Son las 10 de la noche. Tengo 30 años y aún no he escrito el Poema. No creo en la inspiración ni en la hoja en blanco. Eso que llaman talento no es más que exceso de trabajo.
Lunes 23 de noviembre.
Un hombre siempre debe mirar de frente aunque sepa que del otro lado del espejo hay sólo eso: un hombre mirando de frente.
Martes 24 de noviembre.
Trabajo esta imagen: un niño perdido en un cementerio. Una palabra como un niño perdido en un cementerio.
Miércoles 25 de noviembre.
¿De dónde viene esta tristeza?, ¿en qué siglo se apoderó de mí?
Jueves 26 de noviembre.
Después de mucho tiempo, salí a caminar. Sentí una extraña alegría al ver todo como si fuera la primera vez. Hacía mucho tiempo que no mencionaba esta palabra: alegría.
Viernes 27 de noviembre.
Nada más ajeno a mi propia abstracción que los últimos poemas traducidos.
Sábado 28 de noviembre.
Las palabras siguen allí, sobre la mesa. Todo lo que se diga sobre ellas será sombra.
Domingo 29 de noviembre.
El miedo es una larga caravana por donde pasa un jorobado junto a su cadáver sonriente.
Lunes 30 de noviembre.
Sólo la muerte restaura cada cosa en su lugar.