lunes, 15 de noviembre de 2021

“LOS ALAMOS CANTAN EN EL VIENTO. ANTOLOGÍA (2006 - 2021)”

DE JORGE CURINAO. (*)

 

“Los álamos cantan en el viento”, oportuna antología de la obra publicada hasta el momento por Jorge Curinao, se encuentra enmarcada entre las palabras de otros dos grandes poetas. Principia el libro un comentario de Juan Carlos Moises llamado “Un arte de náufragos”, donde el bardo sarmientino desarrolla su visión profunda de la poesía de Curinao. Una de sus frases dice: Cuando leemos sus poemas ya acabados y pulidos en la página, es como si advirtiéramos que también están escritos los silencios, y no cualquier silencio. Sus poemas proponen un lector activo. En la contratapa del volumen, la escritora Liliana Campazzo, de Viedma, completa la presentación con un texto cuya última oración afirma: Leer al poeta Jorge Curinao es entrar en la sintonía fina del silencio, una luz que nos labra para siempre en el corazón de la cabeza, la brevedad y el chispazo de la palabra justa.

Juntas, ambas frases definen, en cierto modo, la creación del santacruceño. Porque el estilo poético del vate es breve, sí, pero de una brevedad extensa, de un laconismo facundo, de una sencillez opulenta; que debe descubrirse. Pues lo que ahorra en palabras, prodiga en ideas y emociones. Leer cada línea de Curinao es abrir un recipiente lleno de pensamientos y sentimientos que sorprenden y hacen reflexionar al lector.

El volumen reúne fragmentos de los libros “Sábanas de viento” (2006), “Plegarias del humo” (2009), “Cactus” (2010), “Nadando” (2012), “Otros animales” (2014); y “Gorriones de la Noche” (2020). Tal vez algún comentarista encuentre en este muestrario una variación de la poesía de Curinao a través del tiempo. Pero para quien escribe estas líneas, la recopilación revela que, desde sus primeros versos, el poeta se instaló firmemente y por derecho propio en el mundo de las letras. Es cierto que entre las distintas obras algunas diferencias pueden hallarse – por ejemplo, el recurso al poema en prosa más extenso que se ve en “Otros animales”; o el minimalismo extremo de los “mono-versos” de “Gorriones de la noche”- pero la gran calidad literaria se mantiene.

La antología admite varias lecturas, y cada una, al enfocar una dimensión distinta, dará lugar a comentarios diversos. En esta nota se apunta a una lectura orientada a detectar en la creación la presencia de elementos patagónicos; que por lógica existen. Porque Curinao, vecino de la muy austral ciudad de Río Gallegos, enmarcada entre la meseta, la ría y el mar, es vitalmente sureño. Es inevitable que rasgos del ambiente que lo rodea se inserten en su poesía; es ineludible que muchas veces sus figuras, sus imágenes, sus tropos, revelen la pertenencia a esa tierra. Y está bien que sea así, porque la presencia del terruño, latebrosa, tácita más que explícita, habla de la autenticidad de los impulsos que originan su poesía. En busca de ejemplos puede hacerse un breve repaso de sus páginas:

En “Sábanas de viento”, el verso “Caminos” (Bajo la tierra / los mineros iluminan los caminos), más allá de su metáfora, trae el recuerdo de las oquedades carboníferas de Río Turbio. En “Plegarias del humo”, el poema “Sur” (Para hablar/ del viento / habrá / que convencer / a los álamos / de su existencia) deja entrever, junto a su construcción paradójica, el paisaje sureño. En “Cactus”, aun cuando se trate de desiertos metafóricos, las líneas Me acuerdo saliendo por los desiertos / y encontrando rostros que no eran míos / rostros que no fui, del poema - más extenso que lo habitual - “Balada del buey solo”, remiten, inevitablemente, al erial mesetario. En “Nadando” vuelve a hacerse presente el viento que nos recuerda que la soledad es cosa seria. En “Otros animales”, la breve referencia a la nieve (Dicen que la nieve es neutra, que la noche canta como un niño ahogado…) alude a un fenómeno común de la zona. Por fin, en “Gorriones de la Noche”, el verso De noche el viento se detiene. Un perro que ladra inventa el desierto, combina elementos afines a la región… y al mundo íntimo y personal del autor.

Como se ve, no es el lugar una presencia nítida; sino apenas una intuición. Sin embargo, aun en una síntesis de la obra de Curinao como resulta ser esta antología, se adivina la comunión del escritor con su sitio en el mundo.

La cuidada edición de Espacio Hudson, habitual en las publicaciones de esa casa editora, lleva en la tapa diseñada por Alejandro Mezzano una imagen que conjuga el tronco del álamo con una copa formada por bocinas metálicas. La figura sugiere la música del viento; y es eficaz reclamo para atraer la atención del lector hacia esta antología, que le permitirá conocer a uno de los exponentes más importantes de la Literatura Patagónica actual. Es posible que esta lectura introductoria tiente al iniciado para buscar y leer cada uno de los libros de donde se tomaron los poemas. En tal caso, además de disfrutar de la poesía que presentan sus páginas, podrá formarse una idea de la riqueza de las letras regionales que, día a día, se integran más al panorama nacional; gracias a obras como la que aquí se intentó, con más voluntad que pericia, comentar.

                                                                                                                                       Jorge Vives

Editor de Literasur


(*) “Los álamos cantan en el viento”. Curinao, Jorge. (Rada Tilly, Espacio Hudson, 2021)