viernes, 31 de diciembre de 2021

A principio de año, cuando volví a trabajar, sentí pánico por la cantidad de contagios que había en la ciudad. Muchos vecinos y compañeros de trabajo se fueron por ese virus maldito. Con los meses, fui recuperando un poco la confianza, la llamada normalidad. 
El grupo de niños con los que trabajé fue maravilloso. Cuánto tenemos que aprender de ellos. La disciplina que tuvieron a lo largo del año, con respecto a las medidas de cuidado, fue increíble. El uso del barbijo, del alcohol en gel, el distanciamiento.
En medio de todo eso, de un año de transición, salió Los álamos cantan en el viento, la hermosa antología que publicó Espacio Hudson. Es lindo saber que anda por muchas librerías del país. De Ushuaia a la Quiaca, diría León. La repercusión que tuvo ese librillo sigue siendo hermosa.
Y, como siempre digo, gracias a los que siguen pasando por acá, a los que me escriben, a los que escriben sobre mis libros, a los que se toman el trabajo de difundir mis poemas.
Ahora sí, que tengan un feliz año. A seguir cuidándose. Que sea con salud y mucho hard rock:


NOTA. La fotografía es de un frasco con bombones que me regaló Melanie, una alumna.