domingo, 2 de enero de 2022

Ayer fue un gran día:
me levanté temprano y salí a andar en bici
llegué hasta el puente del aeropuerto,
el que separa el Tortoni de la calle Melancolía,
luego volví y cociné el asado para mi pequeña gran familia,
pensé en mis años de vegetarianismo,
hablamos de la vida con mis sobrinos,
bailamos cumbia con Luna,
ella dice que bailo como viejito,
miré un recital de Riff,
qué bien le hizo el sonido de Jaf a la banda,
tuve antojos de comer gomitas de menta,
caminé unas cuadras,
charlé con el quiosquero sobre la enfermedad de su perro
(él piensa que no llega a fin de mes: está muy gordo el pobre bicho),
volví silbando bajito,
recordé los años en el comedor escolar
del rezo antes del plato de comida
ahora pienso que la poesía siempre estuvo en mi vida, ahí,
pensé en el perro, en su alma, en el cielo,
llegué a casa,
miré de reojo un poema,
no quise corregirlo,
pensé en las madres sin hijos,
en los hijos sin madre,
salí al patio,
regué los sauces:

mi manera de amar es sencilla.